viernes, 4 de mayo de 2012

Yo sí soy


“Yo sí soy” es el nombre de la parodia televisiva que se emite cada sábado dentro del programa cómico “El especial del humor” en el Peru. Bajo el formato de concursantes/imitadores de sus ídolos, diversas personas toman el micrófono buscando parecerse a sus héroes musicales. Sin embargo, lo hilarante del asunto, es que el primero que se presenta, es el verdadero cantante, el cual es abucheado de manera inmisericorde por el público y el jurado. Luego vienen los demás imitadores cuyas exageradas, burdas y lamentables imitaciones son elogiadas con gran entusiasmo por todos. El show es genial y graciosísimo pues ridiculiza la falta de objetividad de jurados de pacotilla que resultan sabiendo poco o nada de canto y/o actuación, llegando inclusive a menospreciar el talento musical del artsita original.

Pero, “Yo sí soy”es la imitación de “Yo soy”, el verdadero programa televisivo en donde los concursantes buscan imitar a sus ídolos internacionales como Ana Gabriel o Amy Winehouse. Jorge Benvaides (JB), el humorista responsable de “El Especial del Humor”crea entonces, una sátira de un programa de sintonía popular en el que más de una vez, muy probablemente, habrá sido capaz de observar lo que caricaturiza en su segmento cómico: el aplauso para la mediocridad y el desprecio hacia el verdadero talento.
Por supuesto que se trata de una representación ficticia de la realidad, pero vayamos al hecho de que efectivamente ha sucedido, y que las razones que obedecen a este comportamiento atípico podrían ser múltiples. Dado el carácter masivo del programa, la audiencia se trataría mayormente de sectores populares para quienes el espectáculo original tendría sabor extraño, ajeno. Las decisiones del jurado se validarían así, al representar la falta de auténtica capacidad de apreciación artística de todo un país.

O el público y el jurado tal vez se identifican con la la simpleza del muchacho humilde que viene de sectores populares y que no teniendo talento artístico, resulta favorecido por un público compasivo.

O nos sentimos tan poca cosa frente al verdadero talento, que despierta en nosotros la envidia, haciendo que descalifiquemos a quien demuestra tener alguna virtud especial que nos haga sentir más miserables.

O simplemente nuestro amor a lo grotesco y exagerado. El rostro de una mujer sin maquillaje puede tener facciones muy hermosas, pero alargar esas pestañas, oscurecer los ojos, enrojecer los labios, para la mayoría resulta aún mucho más atractivo. Los mariscos tienen tonalidades gustativas muy diferentes a la carne de pollo o de res. Camarones, conchitas y calamares imprimen su particular sello en cualquier plato por más simple que sea. Sin embargo, el secreto del éxito de los restaurantes radica en maximizar el sabor y color de los frutos del mar, conjugándolos con exótica e impactante especería.