miércoles, 6 de febrero de 2013

el legado de aaron swartz


El 11 de enero del 2013 Aaron Swartz, joven norteamericano de 27 años de edad, considerado por muchos como un gurú tecnológico, resolvió quitarse la vida. Swartz, brillante estudiante en Stanford, era un acérrimo defensor de la Libertad de Información. Logró descargar millones de archivos cuya propiedad intelectual estaba protegida, siendo enjuiciado y casi sentenciado a 30 años de cárcel. Huyó para siempre de sus verdugos dejándonos la imagen de un héroe cibernético que entregó su vida para abrirnos las puertas del conocimiento la información y la libertad. Este es el Manifiesto de su Movimiento llamado Guerilla Open Access.


GUERILLA OPEN ACCESS MANIFESTO

La información es poder. Pero como todo poder, hay aquellos que desean guardarlo para sí mismos. El patrimonio científico y cultural del mundo entero publicado durante siglos en libros y diarios, está siendo digitalizado y bloqueado progresivamente por un puñado de corporaciones privadas. ¿Le gustaría leer los documentos que ofrecen los resultados más famosos de las ciencias? Usted necesita enviar cantidades enormes de dinero a los editores como Reed Elsevier. 
Hay aquellos que luchan para que esto cambie. El Movimiento Libre Acceso ha luchado valerosamente para asegurarse de que los científicos no renuncien a sus derechos intelectuales de un plumazo, sino por el contrario, asegurarse de que su trabajo sea publicado en el Internet bajo términos que permitan que cualquier persona tenga acceso. En el mejor de los casos, esto aplicaría para trabajos publicados en el futuro. Todo aquello que se hizo hasta el momento quedaría perdido.

Esto es un precio demasiado alto a pagar. ¿Obligar a un académico a pagar dinero para leer el trabajo de sus colegas? ¿Escanear bibliotecas enteras para permitir que únicamente la gente de Google las lea? ¿Proporcionar artículos científicos a aquellos que asisten a universidades élite en el Primer Mundo, pero no a los niños en el Sur Global? Es indignante e inaceptable.


“Estoy de acuerdo”, dicen muchos, “¿pero qué podemos hacer? Las compañías mantienen los derechos intelectuales, hacen cantidades enormes de dinero cobrando por el acceso, y es perfectamente legal. No hay nada que podamos hacer para detenerlas.” Pero sí hay algo que podemos hacer, algo que ya se está haciendo : podemos luchar.

Aquellos con acceso a estos recursos - estudiantes, bibliotecarios, científicos – a ustedes se les ha dado un privilegio. A usted se le permite alimentarse en este banquete del conocimiento mientras que al resto del mundo se le cierra la puerta. Usted no necesita – mejor dicho, moralmente usted no puede - guardarse este privilegio para sí mismo. Usted tiene el deber de compartirlo con el mundo. Usted ya lo ha hecho: compartiendo contraseñas con sus colegas, llenando solicitudes de información para sus amigos.

Mientras tanto, aquellos que han sido dejados de lado, no están de brazos cruzados. Usted ha estado husmeando furtivamente a través de agujeros y saltando cercos, liberando información restringida por los editores y la ha estado compartiendo con sus amigos.

Pero todas estas acciones suceden en la oscuridad, escondidas bajo tierra. Se le llama robo o piratería, como si compartir la riqueza del conocimiento fuese el equivalente moral a saquear una embarcación y asesinar a toda la tripulación. Pero compartir no es inmoral - es un imperativo moral. Solamente aquellos cegados por la avaricia le negarían a un amigo hacer una copia. 

Las grandes corporaciones, por supuesto, estan cegadas por la avaricia. Las leyes bajo las cuales operan, así lo requieren - sus accionistas se enfurecerían por cualquier concesión por más minima que sea. Y los políticos que han podido comprar los respaldan, aprobando las leyes que les otorgan el poder exclusivo de decidir quién puede hacer copias.

No existe justicia cuando uno sigue leyes injustas. Es momento de salir de las sombras y, siguiendo la tradición de desobediencia civil, declarar nuestra oposición a este hurto privado de la cultura pública.

Necesitamos tomar la información, dondequiera que se guarde, hacer nuestras copias y compartirlas con el mundo. Necesitamos tomar los contenidos protegidos y agregarlos al archivo. Necesitamos comprar bases de datos secretas y ponerlas en la Web. Necesitamos descargar los Anuarios Científicos y subirlos a redes para compartir datos. Necesitamos luchar por la Guerrilla por el Libre Acceso. 

Con muchos de nosotros alrededor del mundo, no solamente enviaremos un sólido mensaje en contra de la privatización del conocimiento – lo convertiremos en una cosa del pasado. ¿Estas con nosotros?

Aaron Swartz
Julio del 2008, Eremo, Italia