domingo, 16 de agosto de 2009

China otra vez de pie

Gracias otra vez por sus comentarios en EL CALDERO http://www.cuartotrasero.blogspot.com/. donde hay videos que complementan cada articulo.


El año pasado se convirtió en la tercera mayor economía del mundo después de Estados Unidos y Japón. Ha sido la primera en estirar el cuello y sacar la cabeza fuera del fango de la recesión global que viene golpeando oriente y occidente sin compasión durante los dos últimos años. Por si fuera poco, viene jalando al resto del Asia también hacia afuera del pantano. A fines de julio, las cifras indicaron que ha hecho lo mismo con Francia y Alemania. China empieza a consolidar lentamente sus ambiciones geopolíticas de tanto tiempo. Como flamante nuevo miembro del Banco Interamericano de Desarrollo ha aportado 350 millones de dólares a este fondo, lo cual le da una posición estratégica en el Nuevo Mundo. Además, tiene hace muchos años ya, intereses económicos en varias naciones sudamericanas.






Este posicionamiento ha hecho que China participe más activamente en los fórums internacionales, tome la palabra, proponga, demande y poco a poco vaya exigiendo condiciones. China ha propuesto una nueva moneda mundial que reemplace al dólar o al euro y que sirva para el comercio internacional y también como reservas de capital a los paises, en abierto desafío a la hegemonía europea y estadounidense.

Para que una potencia asiática alcance estas metas, debe contar necesariamente con traductores culturales en un mundo aún dominado por occidente. Las empresas chinas tienen caza-talentos internacionales. Se centran principalmente en el sector financiero, es decir, aquellos que perdieron su empleo tras el desplome sistemático de empresas europeas y norteamericanas y especialmente los que Wall Street dio de baja.





China también está a la caza de activos duros como plantas mineras, petroleras y gasíferas, centros comerciales e industrias estratégicas en todo el mundo. Es consciente de que aquél que llegue primero a poner la mano sobre estos recursos, asegurará su supervivencia y supremacía en las futuras décadas. Luego de esta histórica recesión global con epicentro en los Estados Unidos, China ha aprendido que no puede depender de las exportaciones para alimentar su acelerado crecimiento. Tras el parcial derrumbe de su economía, el plan de rescate financiero chino ha sido exitoso y ha logrado fortalecer su mercado interno, evitando esa peligrosa adicción por el dinero que viene de afuera. China también está invirtiendo fuertemente en obras de arte, siendo considerados actualmente los compradores más serios al sentirse respaldados por una economía interna ya estabilizada.

Aún con toda esta apertura económica impensable hace 30 años, en China continúa vigente un régimen controlista. Violaciones a los derechos humanos, el atropello de pequeñas naciones como el Tibet, opresión política en Taiwán y Hong Kong, así como su permanente apoyo a Corea del Norte, dificultan su integración con occidente. Sin embargo, se habla ya de la occidentalización de China. Los jóvenes ya no piensan igual que sus padres. Uno de los milenarios preceptos chinos, el ahorro, que ciertamente los ha ayudado cada vez que han migrado a otras naciones para salir adelante, no parece estar muy presente ya entre los nuevos chinos. Ellos hoy en día consumen mucho y de lo bueno. Son un híbrido entre sus tradicionales raíces orientales y la cultura occidental que se ha hecho presente a través del intercambio comercial producto de la bonanza económica de las dos últimas décadas.





Si proyectamos la curva, China se convertirá muy posiblemente en la nación económicamente más poderosa del mundo dentro de 20 años. Es difícil para nosotros imaginar una comunidad de países danzando kung-fú alrededor de ella. Esa distante nación casi tercermundista, que nuestros padres y abuelos veían ganándose la vida vendiendo comida en distritos populares, que inspiraba compasión y hasta lástima, está a punto de cumplir su cuarta década de desarrollo aeroespacial, fue anfitrión de las últimas olimpiadas y amenaza con marcar el compás de todo lo que está por suceder durante el presente siglo.